La promesa de la tecnología invisible
La llegada del nuevo dispositivo, presentado esta semana por la empresa Humane, pone la Inteligencia Artificial en tu solapa.
Hype es una palabra asociada a la tecnología porque se refiere a generar acciones de marketing a través de la exageración de las cualidades y características de un producto. Muchas veces se recurre a ejemplos irreales o a descripciones imposibles, para poder explicar lo que puede hacer un artefacto que es nuevo y que ofrece prestaciones más allá de las expectativas.
Dicho eso, vamos a sumarnos al hype que se ha creado en torno al Ai Pin que fue presentado esta semana por la empresa Humane. Es un wearable, vale decir, un dispositivo que se lleva como un objeto de vestir, al estilo de un reloj inteligente. Su diferencia con los smartwatches es que tiene un sistema operativo propio (Cosmos), cuenta con un motor de inteligencia artificial (basada en los productos de OpenAI), puede hacer y recibir llamadas telefónicas, emite música, tiene un proyector láser para mostrar información, una cámara para capturar lo que ve y tomar fotos y, cómo no, responde a lo que le preguntes. Y, algo más, es capaz de traducir idiomas a partir de lo que escucha, permitiendo que use tu tono de voz y el mismo énfasis de cómo hablas, para mantener una conversación. Se usa en la solapa gracias a un clip magnético. (Es decir, un producto para el primer mundo). Se vende a partir de mañana.
¿Por qué decimos que es hype? Porque para venderlo se hizo un paralelo con el impacto del iPhone: es un aparato algo totalmente nuevo que va a cambiar la forma en que te relacionas con la computación. Y, claro, porque las dos caras visibles de la empresa Humane trabajaron en Apple (se conocieron allí y son un matrimonio) y participaron en la creación de diferentes elementos de las interfaces de ese teléfono.
Además que para proyectar sus ventas, también recurrieron a la comparación. En un artículo del NYT comentaron que Humane espera vender alrededor de cien mil aparatos en su primer año (en EE.UU. costará US$ 699), lo que se compara con los 381 mil iPods que vendió Apple en 2001 cuando presentó ese dispositivo que “sólo” servía para escuchar música.
Tecnología invisible
Pero más allá de estar frente a algo realmente nuevo, que debió haber sido creado por Apple que sólo sigue cambiando de tamaño y procesador lo que fabrica, ¿por qué nos interesa este artefacto?
Probablemente sea por una charla TED que dio uno de sus inventores en mayo pasado, cuando presentó las primeras características del artefacto. Lo que me interesó fue el momento en que Imran Chaudhri habló de que la tecnología debe hacerse invisible para lograr su objetivo de participar en la vida de las personas.
Un par de sus frases ayudan a entender lo que estaba explicando (entre paréntesis, el minuto y segundos de cuando lo dice):
Los dispositivos invisibles deberían sentirse tan naturales, que uno debería casi olvidarse de su existencia (6:51).
En el futuro la tecnología debería ser siempre ambiental y contextual. Esto significa que se debe conseguir que la inteligencia artificial entienda de verdad a la persona y lo que la rodea, para conseguir los mejores resultados (9:20).
Lo plantea el mismo expositor en otra parte de su charla: uno ha naturalizado la tecnología y por eso ya casi no nota que está usando un mouse o las manos para conseguir que una máquina computadora responda a ciertas tareas.
Incluso, si vamos más atrás, la tecnología más invisible a la que nos acostumbramos como es el lápiz y el papel, que nos permiten registrar sonidos mediante dibujos estándares (a los que llamamos letras), sigue representando una barrera porque hay que aprender su uso antes de comenzar a disfrutar sus ventajas.
Hacia adelante es más que probable que las barreras para el uso de la tecnología desaparezcan. ¿Será este el comienzo de ese tiempo?
Es tremendamente relevante el concepto de tecnología invisible. Estamos rodeados de ella, siempre lo hemos estado (no necesariamente de la digital). Siempre que se habla de tecnología invisible es inevitable (al menos para mi) re visitar "The Invisible Computer" de Don Norman.
Saludos!